Las oficinas de Oceanográfica Divulgación y Ciencia rebosan de mucho conocimiento y buen ambiente. Al entrar nos encontramos con frases célebres en las paredes, destinadas a motivar, así como una colección de elementos marinos y carteles de la recién presentada Guía de la Biodiversidad Marina de Canarias. Se nota que el equipo de trabajo está a gusto allí.
Pero en este caso venimos a buscar a Cristina Fernández Gil, licenciada en Ciencias del Mar y una de las fundadoras de la compañía. Con ella hablamos de la costa de Gran Canaria, a la que considera un gran tesoro, pero de la que le preocupa sus grandes impactos.
Cuando le preguntamos por su papel en la costa, no lo duda, «enseñar las riquezas que tiene y mostrar las amenazas para intentar minimizarlas». Tampoco duda en lo que mejoraría: «más divulgación, información rigurosa y concienciación».
De hecho, destaca las guías de especies como uno de los proyectos más relevantes de Oceanográfica, ya que llevan consigo una mayor observación y, en última instancia, más concienciación por parte de la sociedad.
Este punto es una constante en los proyectos de futuro de la empresa, según Fernández. Quieren orientar su rumbo hacia la concienciación ciudadana y su participación. Trabajar el problema de los plásticos, el cambio climático y la custodia marina, son parte de sus retos. Todo ello dentro de la Economía del Bien Común, movimiento en el que esperan servir de ejemplo e invitan a las empresas y ciudadanos a unirse.
Para Fernández, el GAC Gran Canaria cumple un papel fundamental, ya que aúna a todos los agentes que participan en la costa. En este ámbito, opina que Oceanográfica hace de catalizador entre estos agentes. Su papel sería el de unificar y traducir los mensajes de la ciencia para que sean entendibles al resto y hablar así un mismo lenguaje entre todos.