En el Grupo de Acción Costera de Gran Canaria, siempre hemos creído en la importancia de explorar proyectos y compartir experiencias con otros territorios. Este año, no fue la excepción. Del 20 al 22 de junio, un grupo de ocho personas del sector pesquero y de la ULPGC (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria) se embarcó en una emocionante expedición a Cataluña para conocer de cerca los proyectos del GALP Costa Brava.
Día 1
Iniciando nuestra travesía, visitamos las jaulas de dorada y lubina gestionadas por la cofradía de Roses. Nos encontramos frente a un impresionante ejemplo de diversificación, donde la pesca se entrelaza con otras actividades de gran interés.
A continuación, exploramos otro de los proyectos destacados de la Cofradía: el aula gastronómica. Este espacio, que combina conocimiento y gastronomía, nos cautivó con sus diversas actividades, incluyendo un almuerzo preparado por un pescador. Es un magnífico ejemplo de colaboración entre el Ayuntamiento y el sector pesquero.
Además, nos sorprendieron con la presentación de un proyecto piloto en colaboración con una startup, centrado en el cultivo de macroalgas. La innovación y el potencial de esta iniciativa nos dejaron asombrados.
Nuestra visita a la planta de transformación fue simplemente impactante. Carpaccio de gambas o caldo de pescado, la creatividad culinaria se fusiona con la reducción de desperdicios y la generación de empleo. Sin duda, ¡un proyecto perfecto!
Regresamos al aula gastronómica para descubrir otra iniciativa promovida por el Ayuntamiento: la promoción de los productos pesqueros y acuícolas del municipio. Los salvamanteles que nos mostraron eran auténticas obras de arte.
Nos explicaron cómo se lleva a cabo la cogestión de la pesca en el espacio del Cabo de Creus. Sin lugar a dudas, este modelo de administración, científicos y sector pesquero trabajando en conjunto por el desarrollo de una pesca sostenible es algo que todos deberíamos seguir.
Después de disfrutar de una abundante comida tradicional, nos sorprendieron gratamente regalándonos un hermoso libro que recopila la historia de las embarcaciones que han pasado por la cofradía en los últimos 100 años.
Para bajar la comida, nos adentramos en la reserva integral del paraje de Tudela, un lugar que inspiró algunos de los cuadros de Dalí. Es un magnífico ejemplo de recuperación de un espacio privado para el uso público y la conservación. Y por último, Cadaqués, un lugar que nos enamoró con su encanto.
Día 2
En Palamós, nuestro segundo día comenzó de la mejor manera posible: con una reunión con el director del Museo de la Pesca de Palamós, Miquel Martí. Sus relatos sobre la historia del museo y la mesa de cogestión del Baix Empordá nos dejaron absortos. Sin duda, es un gran reto que están afrontando con pasión.
Nuestra sorpresa fue enorme al descubrir el Espai del Peix, un aula mágica donde aprendimos a cocinar y degustar los productos pesqueros locales. Nos sumergimos en una experiencia culinaria inolvidable.
La gerente de la cofradía nos explicó las medidas de actualización que han implementado, incluyendo la activación de la marca de garantía de la gamba de Palamós y la creación de una OPP. Estas iniciativas les han permitido, entre otras cosas, financiar un pequeño obrador donde transforman pescados de bajo valor comercial para venderlos en colegios y en la cafetería del hospital. ¡Impresionante!
Visitamos la subasta y el mercado adyacente a la cofradía, una idea magnífica que fomenta la conexión directa entre los pescadores y los consumidores.
Por último, recorrimos el museo de la mano de Gloria, quien nos transmitió la esencia de cada pieza exhibida. Fue una experiencia enriquecedora que nos hizo valorar aún más la historia y la cultura pesquera.
Día 3
En Blanes, nuestro último día nos brindó la oportunidad de presenciar la descarga de pelágicos y conocer una especie muy valorada en el mercado local, el sonso, que no se encuentra en nuestras aguas.
Después de un abundante desayuno marinero, nos dirigimos al jardín botánico de Blanes, el segundo más grande de Europa. Para nuestra sorpresa, descubrimos muchas especies provenientes de nuestras propias islas. Los paisajes que nos rodeaban eran simplemente impresionantes.
Como broche final, disfrutamos de un almuerzo en el aula gastronómica del Grenyal, donde tuvimos una extensa conversación con el patrón mayor de la cofradía de Blanes, la técnico de desarrollo y el concejal del Ayuntamiento, centrada, por supuesto, en proyectos pesqueros. Ambas partes tomamos nota de las diferentes iniciativas y aprendimos mucho mutuamente.
Nos vamos de la Costa Brava enormemente agradecidos por la cálida acogida que hemos recibido. Queremos expresar nuestro agradecimiento especial a Mireia y Judith por su dedicación, buen humor e interés en compartir sus conocimientos. Sin duda, esta ha sido una experiencia inolvidable que nos ha inspirado a seguir trabajando en pro de un desarrollo sostenible en nuestras costas. ¡Hasta la próxima aventura!