En el corazón de Mogán, una de las joyas pesqueras de Gran Canaria, se encuentra Miguel Ángel Delgado, secretario de la Cofradía de Pescadores de Playa de Mogán desde hace más de tres décadas. Con 35 años dedicados a este oficio, Miguel Ángel ha sido testigo de la evolución del sector pesquero y de los retos que enfrenta la pesca artesanal en la isla.
“Surgió de la noche a la mañana”, recuerda Miguel Ángel sobre sus inicios como secretario de la Cofradía. Los antiguos patronos mayores y armadores de la zona confiaron en él para asumir el cargo, y desde entonces su vida ha estado estrechamente vinculada al mar y a la comunidad pesquera de Mogán. Durante su trayectoria, ha visto cómo la cofradía creció y se adaptó a los cambios. En sus inicios, la flota contaba con 35 barcos, pero en épocas de gran pesca, llegaban hasta 55 embarcaciones de otras islas para descargar sus capturas aquí.
Sin embargo, el tiempo ha traído consigo desafíos importantes. “Con el paso del tiempo, esto ha ido bajando… Antes había un relevo generacional de padres a hijos y nietos, pero ya no es tanto”, explica Miguel Ángel. Este problema de relevo generacional es uno de los grandes retos a los que se enfrenta la pesca artesanal, no solo en Gran Canaria, sino en toda Europa.
Adaptación y modernización
Uno de los aspectos más destacados de la cofradía es su capacidad de adaptación. A lo largo de los años, han renovado parte de la flota, construyendo barcos en Galicia y Bermeo, y han incorporado artes de pesca más sostenibles, como el uso de palangres, nasas y cerco para la captura de carnada. “La eslora ahora mismo va desde los 8,50 metros hasta los 14 metros”, comenta Miguel Ángel, reflejando el esfuerzo por modernizar las embarcaciones.
Además, el sector ha tenido que adaptarse a normativas más estrictas, como las cuotas de pesca para especies como el atún rojo. “Las subvenciones no son lo que eran antes, y los jóvenes pescadores tienen dificultades para ajustarse a ellas”, lamenta Miguel Ángel. A pesar de estas barreras, destaca que estas normativas también han traído mejoras, como la exigencia de titulaciones que garantizan la seguridad en el mar.
Miguel Ángel reconoce que la colaboración ha sido esencial para defender los intereses del sector. “Antes no nos consultaban para regulaciones como la primera venta o las cuotas. Ahora, gracias a la presión y al trabajo conjunto, sí cuentan con el sector para reuniones y normativas”, señala. Este cambio ha sido posible gracias a la unión y al esfuerzo colectivo de las cofradías de las Islas Canarias.
En este sentido, el GAC de Gran Canaria ha jugado un papel clave en el desarrollo del sector pesquero. “Hemos conseguido canalizar subvenciones que quizás no podríamos haber logrado antes. Proyectos como la pescadería y su equipamiento han sido posibles gracias a esta colaboración”, afirma Miguel Ángel, destacando la importancia de mantener esta alianza.
Un mensaje de esperanza
A pesar de los desafíos, Miguel Ángel transmite un mensaje positivo sobre el futuro de la pesca artesanal en Gran Canaria. “No vamos a tirar nunca la toalla. Vamos a seguir con positivismo, manteniendo nuestra flota y trabajando para el relevo generacional. Este sector, por lo menos, está unido”, asegura.
Desde el GAC de Gran Canaria, compartimos este compromiso con la pesca artesanal, un sector que no solo es parte de nuestra historia, sino también de nuestro futuro. Seguiremos trabajando codo con codo con las cofradías y pescadores de la isla para garantizar la sostenibilidad y la continuidad de esta actividad esencial.