Rogelio Herrera nos «recibe» virtualmente rodeado de libros en esta entrevista digital. Es su entorno de trabajo para este confinamiento y en ese fondo de biblioteca podemos atisbar parte del día a día de este Doctor en Ciencias del Mar y Técnico del Servicio de Biodiversidad de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias. Aunque nos confiesa que echa de menos salir al mar, no podemos negar que instruido está, y mucho.
La primera pregunta es de obligado cumplimiento. Montse Gimeno, nuestra gerente, quiere conocer el estado de conservación general de las especies marinas de las Islas y especialmente de Gran Canaria. «En general la biodiversidad ha aumentado más de lo que ha disminuido», explica Herrera. Pero también aclara que este hecho no es positivo necesariamente, ya que a medida que crece la biodiversidad, perdemos hábitat. «Las especies intrusivas que compiten con nuestras especies autóctonas y en algunos lugares las extinguen», comenta. «El tráfico marítimo, sobre todo de plataformas, ha arrastrado muchas de estas especies intrusivas».
Según Herrera, Canarias es una región singular en el Atlántico, no de grandes endemismos como Cabo Verde, pero sí con un conjunto de especies únicas, «una gran biodiversidad con especies pequeñas».
Cuando Gimeno le pregunta por las principales causas de la modificación de los ecosistemas marinos, Herrera no lo duda: «la sobreexplotación de los recursos pesqueros es la principal causa, como en cualquier lugar del mundo». Además de eso, apunta algunos factores más como la modificación de la costa por las obras humanas, los transportes marítimos, el vertido de aguas residuales (vertidos plásticos y aguas tóxicas, por ejemplo), el ruido marino… En general, el conjunto de las actividades humanas (vivimos en unas islas sobrepobladas y tenemos gran cantidad de turistas) y el cambio climático son los factores que afectan a la biodiversidad.
Le preguntamos a Herrera si han tenido oportunidad de estudiar el efecto del confinamiento en el medio ambiente, habida cuenta del menor impacto que los humanos hemos tenido en los últimos meses. Nos habla de los estudios que han hecho en colaboración con la ULL y la Asociación Tonina, por ejemplo, destinados a conocer el grado de estrés de los calderones, pero de los que todavía no tienen resultados.
En cualquier caso, la bajada de actividad en la costa se percibe como un efecto positivo en el medio ambiente. «El problema es que estos cambios, en dos meses, ya no sirven para nada», apunta Herrera. «En una semana de actividad, toda esta recuperación se va al traste».
Son bastantes los temas tratados en esta entrevista con Rogelio Herrera, además de los comentados anteriormente. Le pedimos un mensaje positivo y alguna que otra recomendación par terminar, pero te recomendamos ver y escuchar la entrevista completa para descubrirlos.